12 de abril de 2006

Poesía Express


Los talentos mediocres están de enhorabuena. La sublimación de los sentimientos más hondos y bellos, la evocación de las imágenes más hermosas o patéticas, la expresión más profunda del alma, todo aquello que ofrece la poesía ha dejado de ser coto privado de los prohijados de las musas, territorio exclusivo del selecto club de los vates, producto artesanal y secreto de los poetas.

La empresa Tele-Plectro ha abierto dos sucursales en Madrid y una en Barcelona, y tiene planes de abrir otras diez en dos años por todo el territorio nacional. Tele-Plectro es una franquicia de poesía rápida. Produce poemas con la misma filosofía de trabajo con que los Mc Donald’s producen hamburguesas o Tele-Pizza, pizzas. Manuel Garcigómez, Director ejecutivo de la firma de poesía rápida, nos explica las claves de un negocio que apunta hacia el éxito.
“Tele-Plectro ocupa un nicho de mercado que comenzaba a ser tímidamente explotado por diversos operadores del mercado vía sms: “envía poema al 7777”. Enseguida nos dimos cuenta de que el negocio tenía futuro. La gente necesita un poco de poesía en su vida, y está dispuesta a pagar por ella. ¿No pagamos por los libros que leemos, los DVD que vemos o los cuadros que colgamos en nuestro cuarto de baño? Sucede lo mismo con la poesía. Los consumidores comienzan a hastiarse con los productos para el cuerpo; ha llegado la hora de explotar los productos para el alma.”

Visitamos las dependencias de Tele-Plectro en la madrileña calle de la Lira. El interior ofrece ese aspecto de asepsia funcional propia de cualquier establecimiento de comida rápida. El mobiliario es simple, poco acogedor, fácil de limpiar y de colores chillones. Al fondo hay un gran mostrador donde los empleados transmiten a “cocinas” los pedidos de los clientes y los sirven, una vez preparados. Sobre el mostrador, en un gran letrero de colores vivos, el cliente encuentra el menú de lo que puede elegir, los precios y las ofertas especiales:
Soneto de amor herido………………3’20 euros
Romance nostálgico/evocativo.....4’05 euros (8 cuartetos. + 0’55 por cuarteto extra)
Endecha luctuosa……………………..3’60 euros
Letrilla satírica………………………...0’99 euros cada terceto
Panegírico…………………………….....5 euros
Pide un romance y dos letrillas… ¡y te llevas un epitafio extra de regalo!
(Para otros metros, solicitar información en el mostrador)

Cruzamos la mampara que hay tras el mostrador y entramos a “cocinas”, lo que llaman “el Parnasillo”. En un espacio reducido, cerca de diez poetas trabajan sin descanso. El perfil del trabajador es el de un joven universitario greñudo, aunque también se pueden ver un par de barbas blancas entre la agitación creadora. El ruido de pucheros es el que corresponde al sitio: el run run del garabatear de las plumas sobre el papel, suspiros, gimoteos, llantos desgarrados, súbitos “oh”, “ah”, “¡lo tengo!”… Después del suicidio romántico, el resbalón es la primera causa de accidentes laborales. Por ello una empleada de la limpieza pasa la fregona por el suelo del Parnasillo cada media hora. Se deben secar los charcos que forman las lágrimas de los poetas (de todos modos el nivel de higiene es francamente mejorable, en general). El ritmo de trabajo es frenético. Según entrega un encargo en la bandeja, el poeta debe ponerse con otro nuevo al tiempo que lo anuncia por megafonía la empleada del mostrador:

“Lira garcilasiana con petición de perdón, alabanzas a la beldad de ella y promesa de amor eterno, cuatro quintetos… Letrilla satírica contra profesor de Química, cuatro tercetos demoledores en asonante… Soneto de amor acaramelado para el día de la madre: nombre Juana, de parte de su hijo Julián… Romance de amor herido con juramento de venganza, asonante, cuatro cuartetos, con encabalgamientos apasionados… Renuncia al mundo y sus engaños y desprecio a la vida en verso libre, posible suicidio, tamaño mediano…”


Normalmente el producto es del género take away, para llevar. No obstante, en ocasiones el cliente lo consume en el propio establecimiento (normalmente se trata de parejas sin mejor plan que van a pasar el rato). El cliente suele quedar satisfecho, aunque los hay exigentes. Durante nuestra visita asistimos a una reclamación:
“Disculpe, señorita. He pedido una lira garcilasiana y un soneto y me han servido una lira becqueriana con unos versos de pie quebrado bastante amargos. Además, el último terceto del soneto rima en asonante ¡y va en alejandrinos! Haga usted el favor…”

No obstante, es la excepción. Clientes y dirección están contentos. Sin embargo, no todo es armonía en este negocio de la poesía: los trabajadores de cocina se quejan con amargura.

“Estamos contratados a tiempo parcial. Trabajamos en unas condiciones de mucho estrés, y, claro, eso al final se nota en la calidad del producto. Algunos de nosotros tienen que fumarse un par de canutos a media jornada, incluso opio. Si no, ¿de qué? ¿De dónde iba a salir tanta inspiración? Hay veces que las ubres de las musas se
secan de tanto mamar.”

Sin embargo, la dirección se muestra optimista. La marcha del negocio es buena y con el tiempo aumenta la demanda. Como reto inmediato, Tele-Plectro se plantea incorporar el reparto de poesía a domicilio.

“Si funciona con las pizzas, ¿porqué no con la poesía?”

Si está interesado, puede encontrar más información en la página web de la empresa: http://www.teleplectro.es/

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7 de abril de 2006

Una nueva conversación para el Tercer Milenio

La conversación tradicional a la que estamos acostumbrados tiene los días contados como sistema de comunicación. El diálogo monotemático será en breve cosa del pasado. Al menos así lo afirma el profesor Andreas Lippovistzch en el número de marzo del Boston Science Research. En un extenso y polémico artículo ("La conversación dual o la emancipación del diálogo") el profesor Lippovistzch desvela las conclusiones de su último estudio. Existe división entre la comunidad científica acerca de las tesis del profesor, pero desde luego no indiferencia: para unos Lippovistzch es un visionario; para otros, si bien hay hallazgos en su propuesta, resulta excesivamente audaz; para otros, sencillamente, Lippovistzch es un charlatán (lo que - paradójicamente - el profesor considera un halago).

Durante trece años el equipo de epistemólogos del lenguaje de la Universidad de Utah ha estudiado el comportamiento humano en el lenguaje cotidiano, a las órdenes de Lippovistzch. El profesor es consciente de que cometemos abundantes errores en las conversaciones cotidianas: equívocos, generalizaciones, descripciones incorrectas o excesivas, abuso de los tópicos, desviaciones del objeto, insistencias insidiosas, perífrasis, exageraciones, simplificaciones, aliteraciones, etc. Por otro lado, Lippovistzch observa sorprendido que la mayor parte de las veces las conversaciones no se concluyen, sino que se abandonan. Normalmente este abandono se produce por causas que nada tienen que ver con el objeto de la conversación. Cita como ejemplos de las causas más comunes la premura del tiempo, el decaimiento del interés o la derivación inconsciente hacia otro tema completamente distinto. El punto de partida es, por tanto, que conversamos incorrectamente. Dicho de otro modo, hablamos mal, según afirma el profesor:
"Es llamativo que en un 98% de los casos observados (vid. gráfico 28), las conversaciones no pasan de ser meras maneras de pasar el rato. La atención que se dispensa por parte de los dialogantes - medida en gasto de calorías - no es mayor que la que se aplica para comprar un billete de autobús o extender mantequilla sobre una tostada."
Interrogándose por la causa de este defecto, Lippovistzch enuncia su famoso principio:
"No nos confundamos: una charla es a un diálogo lo que una conversación a un coloquio."
Este gran principio conecta con la premisa nuclear de la tesis del profesor: la conversación, tal y como se ha venido practicando, lleva al error en la mayor parte de los casos (error en un sentido amplio: equívocos, falsas conclusiones, engaños involuntarios, medias verdades, tópicos, convencimientos nebulosos, certezas difusas, etc.). El profesor se rebela:
"Es indignante que se asuma esta imperfección estructural como un mal inevitable o necesario. No acepto esta sumisión borreguil hacia el error. Tanto más cuanto que el error es perfectamente salvable."
Esta afirmación confunde a la mayor parte de sus críticos. Sin embargo, el profesor Villius Spaemann, de la Universidad Nacional de Reykjavik, es contundente:
"Existen dos clases de hombres en el mundo: los que dividen al mundo mediante clasificaciones simples, como hace Lippovistzch, y los demás."
Spaemann es el más crítico de los epistemólogos del lenguaje en relación con las tesis de Lippovistzch. No obstante, lejos de arredrarle, el profesor de la Universidad Federal de Utah estima estas críticas como su mejor estímulo. Entiende, por otro lado, que los severos juicios de Spaemann son fruto de un error muy característico en la manera de conversar de los islandeses, y más en concreto de Spaemann. Este error, en buena medida condicionado por el clima de la isla, explica a juicio de Lippovistzch la inexistencia de filósofos célebres en Islandia y la abundancia de tacos en islandés. El profesor lo resume de la siguiente manera:

"Básicamente, mala leche."
Identificado el error como elemento de la conversación y su origen, Lippovistzch plantea una solución valiente: la conversación dual. Se trata de mantener a un mismo tiempo dos temas de conversación, alternando uno y otro de manera armónica y ordenada. El profesor ofrece en su artículo un sabroso ejemplo. Se trata de la trascripción de una conversación experimental con su esposa, Mirna Lippovistzch, durante el desayuno:

"- Sr. Lippovistzch: Los Crambell nos han invitado a su fiesta de Halloween, querida. Es fastidioso, pero quizá debieras preparar algo; no se, ¿un pastel de arándanos, tal vez? Esta noche has estado algo mustia en la cama. ¿Te ocurre algo, Mirna?
- Sra. Lippovistzch: Desconozco por completo la receta del pastel de arándanos. Jamás lo he preparado. Y además, ¿quiénes son los Crambell? Has vuelto a beber. Anoche apestabas a alcohol y no hacías más que decir obscenidades. ¿De dónde viniste tan tarde?
- Sr. Lippovistzch: Haz memoria, querida. Conocimos a los Crambell en el juzgado, ¿no recuerdas? Si no llevamos nada quedaremos mal de nuevo. Recuerda la última vez, en casa de los Browson. Se notó que nuestro gulasch era precocinado. No se de que me hablas. Tomé tan sólo una cerveza con los muchachos en la bolera. Estás dramatizando otra vez.
- Sra. Lippovistzch: O sí, los recuerdo. ¡Qué fastidio! En fin, prepararé un pastel de arándanos, si eso te hace feliz. Pero si me sale mal, luego no te quejes. Eres un miserable. Los martes la bolera está cerrada, y la señora Wittcraker me ha dicho que te vio merodeando el burdel, otra vez.
- Sr. Lippovistzch: Te lo agradezco, querida. Es muy importante llevarnos bien con los Crambell. Controlan el negocio de las funerarias en tres estados. Imagínate, si les caemos mal, puede que se nieguen a enterrarnos cuando muramos. Todo el mundo sabe que la Wittcraker es una bruja. Me la tiene jurada desde que le gané en la carrera de sacos del día de San Patricio, a pesar de sus sucias mañas. Eres cruel conmigo, Edna.
- Sra. Lippovistzch: Tienes una concepción muy curiosa de lo que deben ser las relaciones sociales, querido. Mi madre tenía razón: eres un cretino integral. ¿Y por qué me llamas Edna? ¿Puedo saber quién es Edna? Andreas, quiero el divorcio."
Las ventajas de la conversación dual sobre la conversación monista o unitaria son profusamente glosadas por el profesor. Entre otras, cabe destacar la obligación de los conversantes de duplicar la atención en la conversación (recuérdese: la falta de atención como fuente común de error). Asimismo, cada interviniente debe comprimir al máximo sus réplicas, a fin de evitar que la conversación adquiera una extensión innecesaria o agotadora. La compresión de las réplicas, a juicio del profesor, depura la conversación y obliga a los conversantes a ceñirse a lo esencial. Por otro lado, al tener que escuchar una réplica doble, estos deben prescindir de interrupciones molestas, que de otro modo desviarían la conversación de su objeto inicial. Todo son ventajas. El profesor concluye, rotundo:

"La conversación dual es una herramienta de progreso. Quien no se adapte al progreso, se quedará atrás. Asistimos al crepúsculo de la conversación tradicional: hablar de un solo tema es cosa del pasado, ha caducado. Los nuevos retos requieren audacia y valentía. Soy un optimista patológico: los días del error y la oscuridad están contados. Ha nacido un modelo de conversación para el Tercer Milenio: la conversación dual."

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2 de abril de 2006

Manifestantes a la carta

De la misma manera que siempre hay quien hace negocio en medio del horror de la guerra, la crispación que se vive actualemente en la vida política española resulta lucrativa para un conjunto de empresarios alicantinos. Asunción S., Manuel G. y Julián M. crearon hace año y medio la empresa MASA, S.A. Esta empresa ofrece a partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y cuaquier otro grupo de presión (incluso particulares interesados que puedan permitírselo) la infraestructura necesaria para organizar una manifestación en 24 horas en cualquier capital de provincia de España. Asunción explica la oferta:

Existen paquetes diversos para los distintos clientes. Por ahora contamos con tres formatos básicos: manifestación multitudinaria, movilización mediana y pequeña concentración. Cada fórmula tiene dos submodelos: pacífica o violenta, en función de lo que pida el cliente.
El sistema funciona gracias una gran bolsa de "manifestantes latentes" con posibilidad de movilización inmediata que la empresa mantiene, fundamentamente en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Estos "socios a pie de calle" - como son conocidos en la oficina central de MASA - han sido reclutados a través del boca a boca, en oficinas del INEM, en residencias de ancianos, en universidades, a través de Internet. Los manifestantes se encuentran permanentemente conectados con la central gracias a un sistema de alerta vía sms. Mediante mensajes los participantes son citados en un lugar y a una hora determinada. En el sms de la convocatoria reciben las indicaciones básicas: "Lavapiés, sábado 8 abril. Lema: Akabemos con el kapitalismo. Violenta. Dress code: entusiasta antiglobalizador radical. Gratificación extra detenidos/vapuleados". El resto - básicamente el atrezzo - lo ponen los "socios a pie de calle" con imaginación y creatividad.

Dependiendo del tamaño de la manifestación, los socios cuentan con uno o varios cabecillas. Estos líderes forman parte del personal cualificado de MASA y se encargan de anotar los socios que han acudido (esencial para el pago posterior) y distribuyen el material entre los mismos: pancarta, carteles, silbatos, megáfono, cócteles molotov (en su caso), etc. Asimismo, informan a los manifestantes de los eslóganes que deben corear en cada momento y se responsabilizan de que la manifestación se produzca en los términos previamente acordados con el cliente (por ejemplo, que la pacífica no se vuelva violenta, o viceversa). Asunción se muestra orgullosa:

Uno de nuestros grandes atractivos es la versatilidad. Nos adaptamos con imaginación a lo que busca el cliente, y no a la inversa. Si el cliente necesita gente que queme mobiliario urbano, le conseguimos jovenes dispuestos a todo, incluso a arrancar cajeros. Si necesita familias enteras, ponemos a su disposición parejas con carrito, niños y abuela incluida. Nuestra gente está bien preparada para asumir cualquier rol. Los "socios a pie de calle" pueden convertirse en mineros en huelga, agricultores encolerizados con Europa, estudiantes de medicina desesperados, funcionarios sindicalistas de cara triste, transportistas, víctimas del terrorismo, familiares de "presos políticos", activistas católicos, militantes comunistas, votantes conservadores, progresistas o ambas cosas... todo lo que el cliente quiera y esté dispuesto a pagar.
Manifestantes a la carta. Pocas veces una idea tan simple dió tan buen resultado. Y además en tan poco tiempo. Julián recuerda los comienzos de MASA:
Al principio era difícil reunir a más de doscientas personas. Pero poco a poco la cosa se fue animando. El boca a boca funcionó muy bien. Supimos encontrar buenos head hunters para que alistasen a más gente. Se ha hecho una labor de captación formidable. Desde hace algunos meses se reciben cada día en la central cientos de solicitudes para participar como "socios a pie de calle". Por lo demás, si pagas puntualmente, siempre encontrarás a gente dispuesta.
Los resultados han sobrepasado con creces las expectativas y la empresa ha entrado en beneficios en su primer ejercicio económico. Actualmente se habla de ampliación. Manuel comenta entusiasta la necesidad de especializarse, buscar nuevos nichos de mercado. Afirma que hay que adelantarse a la competencia:

Sería imperdonable que nos durmiéramos en los laureles de nuestro éxito. Por eso estamos ahora desarrollando nuevos productos. Queremos trabajar todos los distintos medios de presión política imaginables. Recientemente hemos logrado manejar con bastante soltura la huelga de hambre y los encierros colectivos. El reto inmediato que tenemos por delante son los suicidios públicos (a lo bonzo, por ejemplo). Se que es arriesgado y difícil, pero tengo mucha confianza en nuestro departamento creativo. Son gente estupenda y estoy convencido de que lograremos dominar el producto. Hemos superado muchas dificultades y no nos detendremos ante meros problemas técnicos. Pero todo eso no nos basta y estudiamos abrir el año que viene un departamento de lobbying.

Preguntados sobre los posibles problemas de conciencia, los emprendedores de MASA se muestran sorprendidos. Asunción sentencia sin paliativos:

Nuestros socios a pie de calle son profesionales. Se comprometen con la causa que les toca defender mientras dura la manifestación. Esa es nuestra marca distintiva: la calidad de nuestro producto. Por otro lado, nadie contrataría un grupo de manifestantes descreídos, que se viera a las claras que son de pega.

En cuanto a los clientes que han acudido a MASA, S.A. los emprendedores se muestran reservados. Julián se explica con una amplia sonrisa:
Este negocio requiere discrección. Nuestros clientes son muy exigentes. Hay un "recato profesional" que debemos mantener a toda costa. Nuestra divisa es "confinaza". Por lo demás, es usted libre de utilizar su imaginación...

MASA, S.A. proyecta saltar nuestras fronteras y expandirse por Europa. De hecho la empresa ya se ha implantado en Francia y en los últimos seis meses ha cosechado excelentes resultados en el país Galo, de gran tradición manifestadora. Los promotores saben que su producto es bueno y hay demanda de sobra. Hasta ahora eran ellos los que se ofrecían de manera individualizada a los clientes, pero anuncian que en breve se pondrán a disposción del gran público a través de Internet.

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Melquíades Garciaznar, el primer antiglobalizador

Hace una semana falleció en Falces (Navarra) don Melquíades Garciaznar, víctima de un infarto múltiple de hígado. El Retablo se une a las muestras de dolor expresadas por tan sentida pérdida y dedica estas líneas a glosar el perfil injustamente preterido de una de las mentes más brillantes del mundo de las letras y la política de la segunda mitad del siglo XX.


Melquíades Garciaznar contempla por primera vez la luz azul del inmenso cielo navarro en el seno de una familia humilde de Falces, en la Ribera navarra. Como relata en su autobiografía (todavía inédita) Memorias del hijo de un tundidor, tres colores componen las tonalidades de las imágenes de su infancia:

“El negro oscuro del cuchitril donde malvivíamos los diecinueve miembros de mi familia; el púrpura de los cardenales que me producían las palizas con que mi padre mostraba su cariño; y la pestilencia hedionda de la sopa de puerros que preparaba mi madre. Aunque, bueno, esto último no es un color.”

Si bien pronto destaca por sus cualidades en la escuela, ello no le reporta ninguna satisfacción o facilidad, sino todo lo contrario. La dureza de las condiciones en las que trascurre su infancia desembocaron en una adolescencia atormentada y, por ende, problemática. En el instituto de la villa es vilipendiado por sus compañeros, que lo consideran mezquino y sarasa. Sus profesores siempre se mostraron esquivos y distantes, a causa de su hedor repugnante. El cura y el sacristán lo consideran un hereje y un cochino y le daban frecuentes palizas, dentro y fuera de la catequesis. Las cocineras del insitituto lo acusaron varias veces de intentos de abuso en el cuatelillo de la Guardia Civil. Su único amigo, un periquito ciego, intentaba mangonearle siempre que podía.


En ese contexto hostil Melquíades encuentra consuelo en la introversión. Rehuye la compañía de sus iguales y se encierra con frecuencia en los lavabos. Busca la soledad como un bálsamo y se entrega a sueños fantásticos y proyectos heróicos, cuyos resultados no siempre son felices. Se decide ir a Africa a servir al Rey un día antes de que se proclame la II República. Jura vengar con sangre el asesinato de su abuela, a pesar de que ésta sigue viva y baila en el cabaret del pueblo, como cada noche. Presenta en la alcaldía un programa para un partido político nuevo (“Comunismo y Tradición”) dos semanas después de acabada la guerra civil e instaurado el régimen de Franco. Quizá el proyecto más audaz y recordado de Melquíades fue cuando solicitó que el párroco reconociese su matrimonio secreto con un puercoespín.


Descubre su vocación literaria después de salir de la cárcel por tercera vez. En esta primera época surgen sus obras más espontáneas y vibrantes: Quién es quién en el mundo del brocoli, que él considera su primer tratado de geopolítica económica; las novelas psico-policíacas El monaguillo socialista y ¿Quién me ha robado un pulmón?; su personal e íntima visión de la familia, Os vais a enterar, gentuza. De esta época data también su primer libro de filosofía política, Meditaciones en torno al modelo Garciaznariano, donde comenta profusamente en tres tomos su propuesta política sobre “la vida, la política y las mujeres”. También se adentra sin timidez en el campo de la poesía, y nos lega unos compendios de poemas donde ensaya un estilo personalísimo: Corazón de ñu, Cantares a tumba abierta y Estornudos en el alma.


A pesar de tan profusa creación literaria, ninguna de sus obras se encuentra impresa en la actualidad. Sin duda, la influencia de los no pocos enemigos que Don Melquíades se granjeó a lo largo de su carrera política han sido la causa de este ostracismo literario. Don Melquíades siempre consideró este hecho como algo anecdótico y le restó importancia. Él atribuía tal enemistad a la envidia por su talento y al temor que generaba en los espíritus mezquinos su capacidad como estadista y hombre de ideas modernas.


En su Tractatus para la felicidad del mundo, don Melquíades resume su compleja filosofía política en tres pilares fundamentales:

“Resumiendo, en mi modelo político tres ideas básicas forman las patas de la mesa de la felicidad social (aunque, bueno, las mesas suelen tener cuatro patas): el abandono de la pretensión de progresar, la supresión de los lunes y el retorno al modelo esclavista”
En coherencia con su ideario, poco antes de morir, don Melquíades reivindicó, en una histórica carta al Diario de Navarra, ser “el primer antiglobalizador”. Tenía sus argumentos: jamás salió de Falces, nunca hizo uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (“armas de Satán”, así las llamaba) y no leyó cosa distinta que El Pensamiento Navarro, hasta que dejó de publicarse.

A sus ochenta y siete años se apaga una de las luminarias más brillantes de la cultura occidental. Vivimos tiempos decisivos de cambios vertiginosos. Por ello es imperativo y urgente que quienes han sido mejor dotados por la naturaleza marquen el camino por el que ha de marchar la sociedad del siglo XXI. Esperamos que la publicación de sus obras, por las que El Retablo hace votos, supla esta necesidad de guía y ayude a preservar del olvido de la muerte al gran Don Melquíades Garciaznar, el primer antiglobalizador.